domingo, 4 de septiembre de 2011

Las mieles de la clandestinidad

Dolores Ibárruri (Pasionaria)


Guerrilleros de la UNE en Bosost (1944)

A veces me pregunto en qué época de la Historia me hubiera gustado vivir. Una respuesta fácil sería el Nueva York de los años 50, a ser posible embutida en un vestido rojo estrechísimo por debajo de la rodilla, en una oficina de Madison Avenue y con Don Draper de jefe. Sin embargo, si rasco un poco, descubriré que debajo de la frivolidad de mi pasión por la moda de los 50, lo que en realidad me hubiese gustado ser es una comunista clandestina en los años cuarenta. O mejor aún: la amante comunista de un comunista clandestino de los años cuarenta.

La culpa la tiene Almudena Grandes, la única escritora capaz de fusionar en una novela cuatro de mis obsesiones: la guerra civil, los maquis,el amor y el sexo. Si alguien me dice que voy a leer un libro escrito tan a mi medida, no me lo creo. Porque Inés y la Alegría, la primera entrega de esa saga faraónica que su autora se ha empeñado en llamar "Episodios de una guerra interminable" por su inspiración en los Episodios Nacionales de Galdós, cuenta una historia de amor y revolución de las que atrapan y estremecen como sólo la Grandes las sabe contar. Y es que, como repite su protagonista a lo largo de toda la novela: "no hay vida como la clandestinidad, ni tan mala, ni sobre todo, tan buena". Con esta frase resume todo lo que su historia alcanza a transmitir en el lector. El romanticismo de la lucha antifranquista, la militancia en el PC en el exilio, la vida de unos personajes que son de ficción, pero podrían ser reales y que, más allá de ser comunistas, son personas normales con sus mujeres, sus maridos, sus trabajos, sus hijos y una única idea: derrocar a Franco y volver a España. No lo consiguieron, no, y mientras lo intentaban, muchos se jugaron la vida y la libertad y las perdieron. A veces una, a veces la otra, o las dos a la vez.

Almudena vuelve con acierto sobre un episodio que hasta hoy era desconocido para mí y mucha otra gente, la invasión del Valle de Arán en 1944 por parte del ejército de la Unión Nacional Española, formado por comunistas españoles exiliados en Francia. 4.000 entraron por los Pirineos y fueron tomando diversos pueblos de este valle inaccesible y duro, pillando por sorpresa al régimen que, al tardar en reaccionar, les permitió vivir durante apenas una semana la ilusión de que podían llegar a Madrid. Lo que ocurrió en realidad es que el pueblo les recibió con hostilidad y miedo, por no decir terror; la cúpula del PC dirigido por Dolores Ibárruri no les apoyó y mucho menos los aliados, que bastante tenían con la recta final de la II Guerra Mundial. Solos, desamparados y en una ratonera, los que quedaban de aquellos 4.000 que entraron, emprendieron el viaje de vuelta a Francia para nunca más intentar nada parecido.

Inés y la Alegría puede tener varias cosas reprochables, como cualquier libro, pero las suple con unos personajes muy bien construidos, entrañables, de esos que da pena abandonar cuando se pasa la última página. Además, cuenta con un interesante epílogo en el que la autora explica de forma pormenorizada todos los porqués, aportando la bibliografía utilizada para documentarse- libros como Hasta su total aniquilación, de Fernando Martínez de Baños, o la autobiografía de la hermana del dictador, Pilar Franco- y abriendo la puerta a que el lector continúe la investigación por su cuenta. Se le va la mano con el romanticismo revolucionario, es cierto, y también con las opiniones gratuitas (o no tan gratuitas, que para eso es su novela); pero a cambio ofrece un fresco de lo que fue el Partido Comunista desde los años 40 hasta los 70, con nombres, cargos, fechas... Todo un tratado sobre la historia del PC que, al menos a mí, no me ha dejado indiferente. Y volviendo a la trama de ficción, a lo intrascendente que trasciende la Historia con mayúsculas, os dejo con esta descripción:

"(...) el capitán olía a madera y a tabaco, a clavo y a jabón, por debajo, algo dulce y ácido, como la ralladura de un limón no demasiado maduro, por encima, algo que picaba en la nariz como una nube de pimienta recién molida." ¿Es o no es para derretirse?




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