miércoles, 19 de enero de 2011

Un chico con un sueño



"Una tarde de 2006 me senté frente al ordenador con una idea fija en la cabeza: escribir una historia del día a día, una historia que fuese capaz de penetrar más allá de la mirada de un lector, una historia capaz de permanecer en el recuerdo. Pero sobre todo, deseaba escribir la novela que a mí me hubiese gustado leer (...)". Así comienza a narrar Eloy Moreno la historia de su primera novela, El Bolígrafo de Gel Verde, lanzada hace una semana por la editorial Espasa. Funcionario de 35 años y residente en Castellón. Un chico con un sueño. Como en una película, Eloy Moreno ha pasado de vender él mismo librería por librería su libro autoeditado, a estar respaldado por una de las editoriales más importantes de España, las que normalmente hacen caso omiso a los escritores noveles, las que venden millones de copias de best sellers bodrio. El mundo está cambiando y los editores son como los cool hunters: buscan las últimas tendencias que siguen los lectores en las redes sociales, por donde, al parecer, Eloy se ha sabido mover. Me imagino al cool hunter literario de turno decirle a un editor de Espasa: "oiga, que la gente en facebook no para de hablar de un chico que va por las librerías de Valencia con una mochila llena de ejemplares autoeditados convenciendo a la gente de que compre su libro..." Y el editor, "no me vendas la historia de otro escritor muerto de hambre que ésa ya me la sé", y el cool hunter "que no que no, que ya ha vendido 3.000 copias". Y así fue, 3.000 copias él solito. Casi ná. Claro que, para poder dedicarse en cuerpo y alma a vender su novela a pie de calle uno sólo puede ser dos cosas: funcionario o rico por su casa. Porque una novela primero hay que escribirla (Eloy Moreno invirtió 2 años) y luego hay que venderla, y sólo unos pocos pueden sacarle al día las horas necesarias para hacer estas dos cosas. Sin embargo, tampoco es cuestión de tirar la toalla tan pronto. Si es verdad eso que dicen de que los sueños hay que perseguirlos, entonces cualquiera podemos lograr aquello que nos propongamos si ponemos empeño. Me lo apunto, y, mientras tanto, sigo admirando a la gente como Eloy.

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