martes, 20 de julio de 2010

Salvemos a las sirenas entradas en carnes

Cuando Cristobal Colón llegó a América y vio por primera vez un manatí, pensó que era una sirena y, como es lógico, se sintió decepcionado por las leyendas que hablaban de aquellas bellas mujeres mitad humanas-mitad pez, capaces de hacer perder el juicio a los marineros más curtidos, como se puede leer en su cuaderno de bitácora, donde escribe que las sirenas "no son tan hermosas como se pintan". Los manatíes miden entre 3 y 4 metros y pesan 200-300 Kg. Tienen extremidades anteriores con dedos y una cola plana. Dicen de ellos que son amigables, apacibles e incluso domesticables. El Golfo de México es uno de sus hábitats naturales, repartiéndose entre las costas de Luisiana, Alabama, Misisipi y Florida. Como no podían ser menos, estas "señoras del mar", significado de la palabra manatí en alguna antigua lengua indoamericana, se están viendo afectadas por el vertido de crudo de BP. Tanto si "pastan" en las praderas del fondo marino dañadas por el petróleo, como si salen a respirar a la superficie y entran en contacto con la mancha o ingieren agua contaminada, pueden sufrir graves daños e incluso morir. Y los manatíes son sólo la punta del iceberg, ya que, como explica Nikolas Kozloff, autor del libro No rain in the Amazon: How South America's climate change affects the entire world, el vertido contiene un 40% de gas metano. El metano es incoloro, inodoro e inflamable y, en contacto con el oxígeno, se convierte en CO2 y provoca disoxia marina, un fenómeno que mata a la fauna marina consumidora de oxígeno. Si aún no tenéis suficiente, os puedo hablar del calamar gigante y el cachalote, residentes en estas costas y también en grave peligro. Todo esto me lleva a no poder reprimir una carcajada, muy a pesar de los encantadores manatíes, cuando leo la noticia de que Obama ha presentado la nueva política de protección de los océanos, que una Sigourney Weaver poseída por Jane Goodall alaba fervientemente en un artículo publicado en el diario digital The Huffington Post que no tiene desperdicio. Estimada Teniente Ripley, permítame dos apuntes: 1. Desafortunadamente Obama no es Dios y no tiene el poder de proteger todos los océanos de la tierra; y 2. Pandora es sólo animación 3D, quítese las gafas de plástico y observe a su alrededor, el mundo es mucho más feo.


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