martes, 13 de julio de 2010

Bizarrismo yogui


Lo he intentado, lo juro, llevo años practicando yoga en sus distintas vertientes en centros públicos y privados, con profesores de toda clase... Siempre llego a la misma conclusión, y es que el yoga tiene un puntito secta que no acabo de pillar. Sin pretender faltar a nadie al respeto, el otro día practicando Kundalini Yoga me sentí tremendamente ridícula. Al principio de la clase todo iba bien, hicimos los habituales ejercicios de relajación con las piernas cruzadas, la respiración abdominal y un par de mantras -"ong namo, guru dev namo"- (no son santo de mi devoción, pero los tolero); después algunos ejercicios clásicos de yoga como el perro-vaca, la cobra, el saludo al sol, etc. Hasta aquí todo bien, sin embargo, la clase comenzaba a ser excesivamente larga. A pesar de no llevar reloj, empecé a tener la sensación de que ya llevábamos más de hora y media, lo cual me venía fatal porque me tenía que ir a trabajar y ya veía que llegaba tarde. Por fin hicimos el ejercicio final de relajación, ese en el que te tumbas boca arriba, no piensas en nada y dejas caer todo el peso de tu cuerpo, sintiéndote cada vez más ligero. Este ejercicio suele ser muy agradable, no lo voy a negar, pero si dura mucho tiempo, te acabas quedando sopa y, reitero, ¡me tenía que ir a trabajar! Pues no contenta con dejarnos a todas (todas, sí, no había ni un sólo hombre) medio fritas, al final la monitora nos obligó a hacer un ejercicio en el que cantábamos el estribillo de una canción yogui, con coreografía incluída que no pienso describir porque me muero de la vergüenza. No hace falta decir que a estas alturas de la película mi relajación se había convertido en irritación y mis músculos empezaban a agarrotarse de pura mala leche. La canción yogui provenía de un CD cuya carátula daba el mismo miedo que las que podéis ver en la fotografía, que dan cosica, y decía literalmente: soy hermosa, soy dichosa, soy generosa... soy yo.... Todo ello acompañado, como decía, de una coreografía absurda en la que no bastaba con cantar, sino que también había que sonreir como una imbécil. Lo siento de veras por quien lea esto y pueda sentirse ofendido, personalmente no estoy en ese nivel de autoestima en el que necesite repetirme a mí misma delate de 10 desconocidas que soy hermosa y estupenda. Quizás a algunas personas les ayude a sentirse mejor. A mí me ayuda a sentirme ridícula. Y no sólo eso, sino que si tienes la desgracia de que te pasen una fotocopia con los mantras traducidos, apaga y vámonos. El más impactante dice así "Aap Sahaee joa, sache daa, sache dhoa. Jar, jar jar", que en castellano viene a ser: "el señor mismo se ha vuelto mi protector. la verdad de la verdad me ha puesto a su cuidado. Dios, Dios, Dios". Es escalofriante.

3 comentarios:

  1. De lo que esperas a lo que encuentras... me imagino la situación, y me da la risa, pero realmente es indignante que utilicen algo así para "captar" a la gente, porque algo buscaban seguro, o no? Está claro que el yoga es un poco "místico", pero también puede ser muy sano y enriquecedor, hasta un límite desde luego. La próxima vez averigua bien donde te metes antes de entrar

    ResponderEliminar
  2. Qué va, si no querían nada, no es secta ni nada, es que están así de locos

    ResponderEliminar
  3. Yo he probado el yoga este mes, pero en Picanya. No llega a ese punto... por ahora. La verdad es que me está sentando fenomenal, aunque lo del puntito secta lo veo ahí. besos

    ResponderEliminar