lunes, 21 de junio de 2010

Echo de menos mis Martens


Acabo de ver un Saturday Night Live con John Goodman en el que actuaba Faith No More, y me ha asaltado un terrible ataque de nostalgia. El programa en sí databa de 1991 y Goodman pesaba como 50 kilos menos que ahora, y eso que ya estaba gordo. No puedo evitar sentir simpatía por este pedazo de actor, que nunca decepciona, porque le encuentro un enorme y enternecedor parecido con mi padre. Pero no ha sido sólo el John Goodman de la mejor época de Rosseanne, la culpa ha sido de Mike Patton y sus Dr. Martens verde oscuro. Bueno, sus Martens y su corte de pelo, su camisa abierta luciendo una camiseta debajo y la imposible combinación de leggins rojos con bermudas encima de lunares blancos. Indescriptible. La imagen me ha hecho amar de nuevo el grunge, si es que alguna vez lo había dejado de amar. Ver un Saturday Night Live de los noventa sirve para darse cuenta de que nunca, jamás, hemos tenido -ni tendremos- en España un programa de ese calibre, y para recordar que los mejores grupos de rock de entonces actuaron en el show, en vivo, rompiendo guitarras y haciendo ruido del bueno. En fin, ni merece una mención el patético intento de trasladar el formato a España con la troupe buenrollista de Cuatro, esa cadena que todo lo que toca, lo jode. No, señores, no. ¿Un Saturday Night Live a la española? fuck off. Total, que tras deleitarme rememorando recuerdos de adolescencia, he decidido que este invierno me compro unas Martens. Porque son lo mejor para la lluvia, el frío y los conciertos de rock, y porque molan mogollón. Aún me pregunto qué había fumado el día que decidí tirar las mías a la basura, probablemente en alguna mudanza, después de todo lo que habíamos vivido juntas. Eran rosa chicle y me tocaron en un sorteo. Ahora cuestan de 120 euros para arriba, así que más me vale ahorrar... o encargárselas a algún familiar que vaya a Londres, que dicen que allí son más baratas (otro mito de los 90!)

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