sábado, 30 de julio de 2011

El día perfecto para un picnic

imagen: www.genkin.org


La misteriosa atracción de una formación rocosa en Australia protagoniza la novela Picnic en Hanging Rock, siempre presente como una sombra que amenaza a cada uno de los personajes, cubriéndoles con su negro manto de desgracia. La roca, con forma de horca y más de 700 metros de altura sobre el nivel del mar, cuenta con seis millones de años de antigüedad y un halo de leyenda fomentada en buena parte por la obra de Joan Lindsay, que fue llevada al cine por Peter Weir en 1975. En Picnic en Hanging Rock, tres niñas de un prestigioso internado para señoritas y una de las institutrices del centro desaparecen durante una comida campestre el día de San Valentín. Parece ser que la roca es la responsable de la desaparición, o así nos lo hace entender la autora a los lectores, únicos testigos en el momento justo del suceso. El resto de personajes del libro se ven sometidos a un misterio sin resolver que acaba rigiendo sus vidas y el destino de toda la comunidad. Hasta aquí la historia no deja de ser un relato de intriga, con tintes policíacos y de ciencia ficción, y un estilo narrativo repleto de exhaustivas descripciones que lo acercan al Romanticismo. Sin embargo, la peculiaridad de Picnic es que Joan Lindsay jamás reveló si los hechos que narra acontecieron o no en realidad. El libro data de 1967 y se ambienta en 1900, lo que contribuye a despertar la duda entre los buscadores de sucesos paranormales. De hecho, vemos en algunos sites con esta temática, que cuentan los hechos descritos en la obra como si fueran absolutamente verídicos cuando, lo más probable, es que la autora jugase con esa dualidad entre lo real y lo ficticio que permiten crónicas como la suya. Lo más probable es que todo sea ficción, ya que si tres niñas hubieran desaparecido en tales circunstancias en 1900, habría constancia escrita en periódicos de la época e informes policiales que acabarían con el misterio de un plumazo. Pero no es así, no hay pruebas escritas ni testigos vivos, a pesar de que en la época surgieron testimonios como setas de personas que decían haber vivido el suceso o incluso conocer a las niñas desaparecidas.

La verdad es que Joan Lindsay fue una excelente narradora que aprovechó el formato de crónica casi periodística para hacer de una historia de ficción, un relato tan veraz que parece cierto. El modo en que profundiza en los personajes y su comportamiento, las minuciosas descripciones del ambiente, las costumbres y la cultura de la época y la dicotomía entre la clase obrera y la burguesía de origen inglés instalada en Australia, hacen de Picnic en Hanging Rock un fresco de la alta sociedad australiana de principios del s. XX. Merece la pena deleitarse con su prosa prolija y hermosa, a la vez que cruda y un tanto gótica. Todo un hallazgo el de esta novela exquisitamente editada por Impedimenta.