viernes, 13 de agosto de 2010

En tierras fronterizas

Toloriu

trementinaires

la Cerdanya catalana

He imaginado tantas veces cómo fue para los republicanos cruzar a pie la frontera con Francia huyendo de la guerra o de la dictadura de Franco, que cuando por fin pisé aquellos paisajes sentí como si ya hubera estado allí, entre la Cerdanya catalana y francesa, rodeada de montañas inmensas, prados y lagos altísimos que en su momento hubieran estado plagados de guardia civil siguiéndome los talones. Impresiona la propia Historia e impresiona este lugar de majestuosa y exhuberante vida en la estación estival, tierra fronteriza muy proclive al misterio y la leyenda, y tierra también de las trementinaires. Consideradas hechiceras, curanderas y brujas, las trementinaires eran mujeres de vida nómada, amplias conocedoras de las plantas medicinales de la zona de la Cerdanya, que se dedicaban, entre otras cosas, a fabricar y vender trementina. Más allá de la leyenda, las trementinaires no tienen nada de brujas, sólo eran mujeres que, a mediados del siglo XIX y como consecuancia de las migraciones del campo a la ciudad (tengamos en cuenta la revolución industrial en Catalunya), decidieron sobrevivir en el campo llevando una vida de vendedoras ambulantes de remedios naturales para los males de la salud. En su tránsito, solían seguir siempre la misma ruta, ya que conservaban a sus clientes. La última trementinaira falleció en 1982. Se llamaba Sofía, era de un pueblo llamado Ossera y mantuvo la tradición de sus ancestros (o ancestras) hasta el fin de sus días.
Y para leyendas locales, si alguna vez pasáis por Toloriu, cerca de la Seu D'Urgell, os quedaréis helados con una placa que conmemora la muerte en ese mismo pueblo de la princesa azteca Xipaguazín Moctezuma, hija del último rey de la dinastía azteca. Suena increíble pero todo apunta a que es cierto. Según documentos escritos por el cronista de Hernán Cortés, antes de morir, Moctezuma cedió la custodia de sus tres hijas al conquistador español y éste se las llevó a España. Durante la larga travesía de vuelta, una de las hijas entabló una relación amorosa con Joan Grau, noble catalán y lugarteniente de Hernán Cortés. Tan es así que a su llegada a España convivieron (no se sabe si en matrimonio o en pecado) en el castillo de Toloriu, localidad de la que el noble era Barón, y llegaron a tener un hijo que más tarde reclamaría sus derechos sobre tierras mexicanas!! La princesa Xipaguazín (bautizada por el rito católico como María) murió en 1537. Brujas, maquis, princesas aztecas... La Cerdanya es una tierra llena de sorpresas.